Fall Square
No hay manto de sol más brillante
que el que cubre los obsoletos y corroídos ladrillos de las edificaciones que
rodean el área comercial en medio del otoño. Ni los amaneceres en medio de alta
mar podrían competir en belleza al acto de los árboles de vestirse de amarillo
para recibir el frío tacto del invierno y los acortados días.
Me enamoré del otoño cuando en un
desesperado intento de convencerme hiciste que analizara todos sus síntomas.
Pero es que tú amas tantas cosas que con seguridad pasaría mi tiempo en tus
soporíferas fantasías.
Hoy el sol escuece mis mejillas y
el reloj se mueve al son de un vals con números, y los minutos se matan entre
sí para llegar primeros. El tiempo pasa, la puntualidad nunca fue tu fuerte, y
lo redimes con una sonrisa y un perdón. Eres tan perfecta, con tus fantasmas y
recuerdos, con tus melancolías y también con tu exuberante positivismo. Nunca
fui de entenderte. Jamás lo seré.
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