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Mostrando entradas de abril, 2020

Vidamí.

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Una alerta excusa resguarda mi hundimiento, el hundimiento de todo mi cuerpo, en las manos. Mi mundo, en las manos. Al menos en este espacio-momento.  No hay luz de sal que no barra la desidia de un segmento tuyo que me roza y se contrae, y me quiere, con pausas. No me quieras con pausas, ni con acuerdos avisados. Pero algo va mutando, desde la oscuridad viciosa. Algo se aproxima y se interpone. Una tormenta de escalas y silencios. Una cualidad de compás, ora bombo ora ausencia, casi cardiogénica y busca notarse. Y ahora más puntiforme y rápida va astillando mi garganta de álamo y no hay voz que hoy no pueda evocar algo más urgente que la risa inexorable, y una dulce disculpa, con las dos manos agraciadas tocando el raso borde del muelle. Consabida calma después,  sin despertares tortuosos, sin mareas de barro cocido, torneando los ocres cuerpos. La mañana hermosa se dilata donde antes hubo nocturnos abismos,  y vos y los brillos, la única imagen libre, de todo final.