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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Aferras.

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Dame tus preocupaciones. Tenés que dejarme hacerlas papel por vos. Notas y papeles y memorándum y jirones léxicos que no forman nada. Tenés que dejarme ser el ardor que te hace consciente de la exposición, para poder de algún modo ubicarte entre estas líneas desencontradas y prometerte algo. De nuevo. Abrirte en el humo hasta mí en la psicosis perversa de escapar de las luces. Que se encienden. Y se apagan. Y se vuelven a encender. Y toman otros colores que van acordes a las miles de formas que tiene tu sonrisa.  Innegablemente existió en tu piel una semilla de desierto en el seno cálido y terroso que la arrullaba. Y de esa piel fueron brotando grietas. Esa piel se iba levantando y se iba despegando. Debajo de esa piel no recuerdo. Debajo no respiraba. Pero si veía néctar dorado emanando como una fuente de vida que preconcebía una duda. Y te empapabas en esa agua vital, en esa duda, que te dejaba desnuda frente a mí. - ¿Vos me amás? Osea, no en lo cliché de las palabras sino e
Este mensaje. Mensaje de palabras y de sogas que se mueven como serpientes de cascabel. Pero sin sonido. Serpientes que lo sacan de mis labios y lo estiran, lo doblan, lo arrastran, lo ensucian, lo arrugan y lo pegan a tus oídos. Porque son chamanes de la incredulidad. Que confunden los mundos y se deslizan en los salientes de la bruma, menesteres de la desolación. ¿Qué vas a creer ahora de lo que te digo? Si estas serpientes están siempre al acecho. Así es como se van a extinguir las palabras de los hombres. Nunca tan claras como cuando se dicen por primera vez. Así que, si te lo digo una vez y sin cuidados, escúchame. Porque lo demás está tergiversado. Y las palabras son pupilas de la insegura voluntad del viento. Así que si te lo digo una vez y sin cuidados. No me pidas que lo repita. Puede ser que algún día sea dueño de mi verdad. Las palabras buscan por naturaleza ser miles de sombras en este viento hostil. https://www.youtube.com/watch?v=Q5l2

Abducción Cósmica.

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Hubo un quiebre de luz y una secuencia cósmica. Posteriormente fui objetivo directo de las visiones de alguien que intentaba recordar algo en una memoria modificada. El aire espeso. El cuarto se reducía cada vez más. Las cuatro paredes iban a colisionar contra mi cuerpo. Todo a mi alrededor absorbía lo poco de oxígeno que me era ofrecido. Estrellas, miles de estrellas. Luego un fogonazo. Aire fresco. Sol. Una bandada de pelícanos hacía dibujos en el mar. Lentamente se comían entre ellos y limpiaban la sangre de sus picos en el agua, volviéndola roja. Otro fogonazo. La escena esta vez era completamente distinta. Una "mujer" nadaba en un estanque de lotos, pero no parecía humana. Las partes de su cuerpo sólo eran visibles cuando sobresalían del nivel del agua. Tenía mucha paz ahí entre los lotos. Se posicionó de espalda al agua mientras corría esas plantas con la gracia de quien corre suavemente las cortinas para inundar una habitación de luz matinal. Pude ver todas sus partes.

El Pintor.

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Una reverencia suave. Dos ceniceros. Se entretejían en sus labios los recuerdos hechos palabras y salían como una rémora perdida analizando con quién rozar sus lomos. Una rémora. Una vez se lo dije y se enojó, porque lo tomó con el aire incorrecto y parasitario que proporcionó el énfasis de mi comparación. Tu necesidad de admirar a veces es auto-denigrante. Pretextos que eran la luz de un umbral daban un sinuoso destino que era tu hombro, sólo un punto por encima del brazo que a todos nos encantaba besar. Y pasarle el pulgar, despacio, en la parálisis de no poder usar las manos para desnudarte. En las fantasías de lograrlo alguna vez. Lástima me dabas, también, porque hundida entre sábanas mustias tenías que contarle tu historia a un desconocido, para ver si te ayudaba a levantar el peso de tus travesías por la Ciudad de la Soledad a la que todos naufragamos en algún momento de los viajes. Descubriendo a la mañana siguiente los continuos polos congelados de tu cama. No me conocía

Historias sobre el mar.

Parado en el saliente de la cornisa, me incitan los pájaros grises a saltar, precisamente volamos todo el día, por lo que cansa la estática de caminar. Es que tengo mucho tiempo derretido, en esta taza de alelí, las lágrimas de limón forman un cauce, termina en vos. Y soy más que nada tu centro de amarre, en estas aguas turbias, la piel de los dos fricciona y es agobiante, decirte adiós. No es creer en el final, es buscar los rezagos de lo perdido, no es lo mismo ser los dos un cuento chino, que una historia sobre el mar. Historias sobre el mar.

Arte hoy. Arte fue.

Me siento a esperar la explosión, y vos me hablás del progreso, yo siempre caminé entre fantasmas, que con sus manos aterciopeladas, me dejan marcas en el hoy. Vuelve el placer a los días del enfermo, generado por la audacia de confesar la verdad, relinchando palabras vanas, sepultando la sanidad. Pensamientos azules, anuncian en el mar, que necesito de vos, sólo un poco más. Ya no hay más trompetas en el codo del camino, abigarraste el final que veías conmigo, llenaste de epígrafes un álbum vacío, fuiste de amar, y de amar un vestigio. Pensamientos azules, anuncian en el mar, que necesito de vos, sólo un poco más, Y después me iré, a buscar el sol, solitario estoy, entre tanta gente igual. Escapar de la emoción, que ya casi es facial, ¿Qué hay entre todos? si nadie se anima a hablar. Esta gente no sufre, esta gente no siente, regalados están a la gracia de no imaginar, en las planicies de su realidad. Dicroicos los focos d

Támesis.

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Hoy te vistió Londres con sus luces. Millones de lucecitas que salían de los focos y de los rayos del sol que se escondían y remarcaban los costados de tus formas. Había un rumor suave salido de lo tibio de las calles recalentadas, olor a frituras, ruidos de cubiertos chocando, violines, muchos violines. Te apoyaste en una de las barras que lindaban el Támesis, y los flashes del sol sobre el agua te iluminaban el rostro como diminutas hadas de luz que amaban rostros cansados. Se dibujó una sonrisa, pero no era como todas las sonrisas. Era una de esas sonrisas únicas en la vida con las que uno sella un capítulo. Respirabas el anaranjado alivio de haber terminado el día. Cada tanto me mirabas de reojo, y yo me preguntaba si el nuevo capítulo lo ibas a empezar con mi nombre. A medida que las hadas de luz se iban agotando, siendo arrastradas por el sol tímido que se iba a iluminar los anhelos de otros, fruncías el ceño. Y yo no quería interrumpirte. No quería. Sé bien que el aura que despr

Así nació.

Arremetí con ese té falto de azúcar que me amargó varios minutos y me senté a ver un interior de la taza que jamás reconocí. Yo buscaba siempre el momento para sentarme y escribirte algo, nunca supe bien qué, pero las ideas se escapaban por la rendija ubicada entre los dominios del reloj y del lamento. Tenía recuerdos, sí, que se habían convertido en azucenas y plantándose en un jardín del pensamiento construyeron sin querer un prado. Una de esas se llamaba como vos, y era azul, azul eléctrica. Se retorcían sus tallos siguiendo el borde de un papel en el que se había compuesto el mejor de los rock and rolles. El viento hacía resonar unas ramas, las gotas de agua que caían de las hojas al costado del río marcaban el compás. Un enano perdido, hijo del barro, se topó con el papel y recitaba las palabras que un dios había escrito en épocas de antaño. De sus palabras el barro fue tomando forma y vinieron a cantar otros enanos a coro. Y los edificios crecieron con esa melodía de fondo. Y se
Mirá esto es lo que soy por vos. Mirá cómo pintás el aire mientras se encienden las máquinas. Mirá este es el mañana de papeles de colores. Mirá a los niños correr bajo el sol radioactivo. Mirá qué perfectos son los rostros bajo las máscaras. Mirá cómo se retuercen los vestigios de las sonrisas. Mirá, esto es lo que sos por mí. Respirá el caoba azufre. Bebé de la grisácea agua. ¿Te acordás cuándo nos decían que nos cuidáramos de las trompetas? ¿Te acordás de las imágenes verdes y azules? Ahora soy yo el que necesita proteccción.  Ahora soy yo, respirando en la superficie de todos los que fui. Y me das tus pupilas. Me das tus pupilas. Un refugio para estar.

Prescribo.

¿Te acordás cómo sonaba? Te perdí en el transcurso de los días entre la semana del tres y del diez, o aún mucho antes que eso, no me acuerdo muy bien. Aunque no lo creas no era parte de mi plan. En realidad justo ahí estuvo mi error, en querer planearte. No sé si te acordarás, o si alguna vez te diste cuenta. Veo entre las mismas rejas de mi limitación una vida que yo perdí. Debo hacerme cargo de mis derrotas, por más que una de ellas seas vos. Me hiciste bien. "You'd think that people would have had enough of silly love songs. But I look around me and I see it isn't so." En la tersidad perfecta de la combinación de lluvia y piel el fuego de una vela o dos se cansaron de sostenerse. Pero te veía más allá de la oscuridad. Te veía con mis dedos, te hablaba en el mix de labios tuyos y míos. La escultura simultáneamente erguida y curva que construían nuestras sombras que se movían en el frenesí del limbo eterno cuya música era hablada, susurrada, gemida. Un viaje

Veritas.

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Contra el vitraux la mancha de una mano antigua saludaba. Hacía un contraste en los colores más hermosos, pero le daba un toque humano a tanto ser cristalizado. Sé bien que el cielo no es verde, pero en mi mundo así se ve mejor. Y aunque estoy solo en esta estrella, te veo detrás de una tela, a trasluz. Como si pudiera alcanzarte, alguna vez. Te oigo respirar, reír a veces. Sí, o llorar. Tu silueta. La frescura neta de una mañana de sol que se convierte en un papel que vuela lejos. Tu tez de amatista.  Todo - en - su - lugar. Y soy feliz. "Recordé sus gustos, conversación astral, las canciones que oíamos, su cuerpo lunar, refugio celestial, y el pH de sus saliva. Y me perdí, en la inmensa quietud" http://www.youtube.com/watch?v=5oEV74eZMm4

Verbo.

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Y ahí estabas, le juré al día haberte visto entre las cortinas magenta de un lúgubre rincón mugriento de la ciudad. Con la barbilla elevada, fumándote un armado y echando cenizas en el parqué llenándolo de motas de las cuales nunca te ibas a hacer cargo. Total, en esa vida prestada ¿Qué te queda de valor? Entre tanta mentira, entre tanta mentira. Te confunde, me confundo. Nos quema. Cuando siento que rompo el timón de este bote a ningún lado de algún modo retomo la tranquilidad si dejo de empujar los recuerdos al limbo de los que olvidan. Decido besarlos, con labios de pensamiento, que vivan por mí los demás. Total, en esta vida prestada ¿Qué me queda de lo que fui? Entre tantos párpados, de alguno me tengo que colgar.  Es, la parte de mí  que nunca supe disociar, pero sé que en el fondo, hay luz. No te miento, hay luz. http://www.youtube.com/watch?v=iKwr9l0REm4

Nací para esto.

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Pensándolo bien, sé que siempre supe el desenlace, me pasé la vida imaginándote, no es momento para ser cobarde. Posaré mis manos, sanaré toda llaga de distancia, lo terrible del mar es morir de sed. La lluvia cae, cambia los paisajes de humo y viento, borro el viejo mapa de catástrofes, nuestros besos suenan verdaderos. Aún te sorprende el ruido del mundo, desaparece, ya no hay vacío. Yo seguí a la estrella más voraz, nunca me llevó tan lejos. ¿Para qué creer en el azar? Yo nací para esto. Yo nací para esto. http://www.youtube.com/watch?v=t9JKESo09UY