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Mostrando entradas de mayo, 2017

Verodiarte

Hoy la cualidad nos enmaraña,  cuando no puedo ni siquiera odiarte, sin verte. Requiero cuidar, lo que encandila de los dos, por debajo del cielo raso. Lentamente ascendiendo, sobre las paredes, un temblor, desde tu cuello. Manía ayer vino, y se sirvió en la copa limpia, ahora te veo un poco más acá. Si te seguís moviendo así,  como cosmo inestable, con cadencia de fogón. ¿Qué va a ser de mí? Si te seguís moviendo así, cósmica inestable, como lo que fue. Si pudiera aún decirte, que no es sin más el verodiarte, el texto de un pasaje, que se sintió. ¿Qué me venís a hablar de ayer? si me odiaste y no me viste, ¿Por qué verme amar después? si el silencio te enfermó. Si la rabia hoy te hunde, si extrañás estar así, si no hay tiempo de remate, todavía puedo ser yo. Si me absorbe el temporal, si la duda me reprime, vos sabés sacar de acá, de una mano lo mejor. Como siempre el tiempo vuela, en esta ciudad abismal, viejo amor de las veredas, hoy

Yermo.

Voy y aprovecho ahora que las aguas están calmas, ahora que me sobrepasa este vivir de incógnito. Juego sobre la ola, así con los dedos, queriendo ser la ola y de la ola un pensamiento. Algo que brote del retoño, algo que sea idéntico a mí. Alguien como vos que sea idéntico a mí. Todo lo que es quiescente, que mantenga este estado de invisibilidad bajo las mascarillas de la isla de una habitación en mi memoria. Todo lo que ame más que la nostalgia, sentado tan lejos. Tan lejos de alguien que es idéntico a vos pero soy yo, con la diferencia de que las imágenes de una capital quejosa te cicatrizan el iris. Como si el tiempo no fuera un puente. Como si yo no quisiera hacer ese viaje al trance que ahora te raya verticalmente los sesos y te hace respirar hondo, soltar, respirar hondo nuevamente, soltar, hasta cubrirte otra vez de miedos. Hundirte en el pecho con aliento cálido o quedarte flotando donde se une mi cuello con mi hombro izquierdo... hasta que la lluvia siga mojando. Cubrirnos d