Argia.
Dar forma transforma.
Mirá cómo va cambiando,
el paisaje.
Aunque estoy lejos de una casa que recuerdo,
estoy encontrando,
algún familiar recoveco.
Y espero el sentido,
tiznando el momento,
llenándolo de lucecitas flotantes,
y dándole forma,
hermosa forma,
de despedida.
No conviene,
ninguna espera,
ningún regreso alguna vez fue justo.
Y si el mundo se alarga mi amor,
si los encuentros simultáneamente sumaran kilómetros,
y se acumularan los fríos en el vertedero de lo insignificante.
Si una palabra dejara de ser cálida,
y desapareciera para siempre la capacidad de la risa.
Abrí tu mente,
abrí sabiendo ilusoria,
la ilusión de la permanencia.
Y quedate conmigo,
en algún fragmento del viaje,
en algún tiempo lindo,
de día,
de noche,
de tarde de lluvia a cántaros,
y cielos indecisos de sol incandescente.
Para que veas la prolijidad,
del mismo mundo que unos ojos envejecidos han construido,
sobre cosas que no existen.
Y te canse,
y te aburra,
y lo vuelvas a hacer vos,
y lo vuelvas a hacer tuyo,
desistiendo en la comprensión,
de las cosas que ya se entienden.
Y sea tuyo,
sólo tuyo,
lo que alguna vez fue mío,
y de ellos también.
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