Loch Leven


Escrutadas de los silencios sus palabras perdidas en la niebla, y con ojos cansinos buscaba enfocar su mirada más allá de la luz. El cielo plomizo, el aire helado, las puntas de sus orejas y nariz adormecidas y sus manos en el sobretodo. Alguna que otra gota de lluvia que se atrevía a despeñar y dar lugar a las primeras precipitaciones de noviembre, y una lágrima que caía al agua para formar parte del Loch Leven infinito. Un poco de todo, y mucho de nada. De lo que le había quedado como souvenir del tiempo ensalzado por el resabio a décadas en su boca, muchas que fueron sublimes y muchas otras para olvidar.
                A lo lejos un bote de pescadores, socavados por el frío. La imagen digna de un Ruysdael, como más le gustaban a él, y aunque sus huesos pesaban se sentó en la roca, abrió el lienzo, sacó su pincel, cargó la paleta de colores y se dejó dominar por su estro.





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