Lo vi venir

Y gozas con la vorágine de ideas que nacen de mí que son rojas y ámbar, son eruditos sin razón, sin libros ni compendios. Entenderte es una aventura, una odisea para el que jamás viajó. Fuiste poco en lo remanente del viento, la nácar esperanza en un veteado crisol. Si te bebieron únicamente los osados, fue para no envenenarse en el contento del día. Ellos se reencontraron con su monarca: la perdición. Y la tuya, sos vos.

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