Amar es un Cordyceps.
La mujer se queda mirando mientras el mundo pasa a través de ella como un tren hecho de aire y polvo. Sus mejillas ardidas han perdido la capacidad de llorar. Desconoce sus siguientes pasos, siempre dependió de los demás para seguir. Ahora él se fue, frente a sus ojos se fue. Nunca le dio toda su confianza, pero estaba sorprendida por lo punzante que era el dolor. ¿Cómo es posible? Construir en los demás algo tan propio como la integridad. Las sombras se funden y todas convergen en el punto donde ella está parada. La gente ya no importa, nunca importó. No era egoísmo, sino el casco que la protegía de todos los impactos. No sé qué es lo que vas a hacer con tu soledad. No me arrastres a ella, no. Yo aún espero al sol. El chico contaba sus pasos en el camino de regreso a casa. Era una galería en el medio de la ciudad que apareció por sí misma. Nadie sabe cómo llegó. Pero él la caminaba, así que era más que real. Al llegar al término de la misma un viejo hombre se baj...