Como vos sabés.

Y estoy en ese punto en el que no entiendo bien si te recuerdo a vos o recuerdo al que yo era cuando se te ocurría salir del contexto y elegirme a mí.
¿Pero pedirte, a vos, claridad?
Todavía la desesperación no me incinera, no más de lo que me incineran tus canciones cuando las cantás a viva voz mientras el viento se lleva rezagos de tu serie sonrisiva.

[Un piano sonaba lento en la noche de la austeridad, cuando te decidías a entregarme todo de vos y mi cabeza estaba en otro lugar. Siempre fui no más que un saco de inseguridades cada vez que la noche movilizaba sombras en velas, humo, luz, tenuidad].

Han pasado las horas que son años para mí y mi estupidez con el tiempo. Hoy salen lágrimas reservadas para los momentos de gloria que jamás te pude dar. Y aunque no hay nada que pueda hacer, pues correr en contra del reloj sólo aceleraría la desintegración,

Hoy pude verme a mí, en tus ojos, y sólo así me amé.




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