Sinfonía para el bufón.

Enfrentando la destrucción de los minutos de arena,
que plácidamente deciden con sigilo sobre nuestras manos,
se puede sobrepasar este inminente caos,
si ignoramos la lluvia cuando en realidad no hay tormenta.

Y de lo que queda en los siglos disueltos en mares,
que con sus mareas tocan mis pies descalzos,
espero el día del juicio final con aires de resignación,
las miradas que se reúnen para batallar un fin que es imaginario.

Sin sentido busco el sentido, una orientación de la que me inhibo,
para esperar con ojos cerrados y dientes apretados el impacto,
sentirlo en los puños y nudillos,
el grito de partida hacia los días del ayer que olvidamos en cajones de sueños alados.

Hoy quizás no pueda con mi sensibilidad, y las palabras apuñalan,
caigo despacio a tus pies, y me resigno a esperar,
el fuego que nos iluminaba a los dos quizás se haya apagado,
pero aún queda algo por lo que dibujar.

La noche agigantada llega para acompañar ojos cansados,
ya parece un cuento mal contado, en el que vos y yo terminamos desencontrados,
y perecemos al intentar,
palabras mudas en silencios virtuales que encuentran su final.

Decirnos la verdad por lo que nos queda,
y en el último amanecer escribir una canción.



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