Todavía te pienso, pero no te pienso como algo que fue y no va a volver a ser. Pienso en vos como lo que suena del mar, así a lo lejos sonando constantemente, muy bonito para los oídos sólo cuando prestás atención y tratás de verme más allá del velo en el que hoy me encuentro desafortunadamente inalcanzable.

Nunca pierdo lo que me motiva a seguir mirando cómo avanza tu vida. Me gustaría saber si abrís los ojos y lo que ves es lo que quisiste construir. Vos, que siempre pareciste saber llevar las riendas de todo.

Y qué fuerte es ahora tener que aceptar, justo cuando no me interesa aceptar nada, el hecho de extrañarte tanto. 

Confirmame que tu sonrisa en esa foto es cierta, aunque me tire abajo los cimientos de esta idea absurda que trato de sostener con lo poco que me queda. Porque aunque lo haga, significaría que por lo menos tratás de cerrar el capítulo, y no abrirlo inconscientemente en el momento justo en el que yo paso al lado tuyo y soltás un suspiro de alivio porque me ves. 

Necesito cerrar [te].




Comentarios

Entradas populares de este blog

Argia.

Son horas.