Fluctúo.

Corramos, lejos del camino. 
Corramos a nuestro refugio.
Afuera está lloviendo profusamente, y se auto-digiere el mundo. 
Seamos dos en busca de ser uno.
La realidad de nuestra piel. 
La estática que se quiebra. 
El brillo. 
El silencio en tus párpados. 
El tiempo como arena de tus dedos, esos que domestican las locuras más inimaginables del hombre. 
La caricia en el fin de la tarde. 
¿Qué más quiero que adosarme a tu verdad? 
Si el futuro es sólo una extensión de la retrospectiva.
Hoy son sólo lágrimas plateadas entre lo que buscás y lo que te puedo ofrecer. 
Quizás una de las historias, de las tantas escritas en los libros de la mala muerte, sea la tuya, y la mía, y la de los de "la suerte". 
Esto que siento. 
No lo niego.
Pero vos sí.
Somos la constante guerra entre tu calma y mi frenesí.
Decidiste quedarte a la deriva.
Ya voy a buscar la forma de abrirte esos labios sellados de silencio.
Y el silencio se hará certeza.
Y la certeza te va a engañar.
Te va a enamorar de palabras.
¿Hasta qué punto sos hielo? 
¿Has sentido alguna vez ese fuego? 
El que me quema de vos.
Mirarte.
Mirarte.


Mirarte es una canción.

















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