Garabatos.

¿Qué será del día en que las gaitas dejen de sonar y los barcos zarpen más allá del horizonte, para no volver? ¿Puede el sueño ser una realidad salida de la mente de una niña que con sus manos dibuja la existencia? Yo sólo la observo trazar cada una de las líneas de este universo plurilíneo en forma frenética, devota de la locura de crear sin límite alguno, pues nadie ha sido lo suficientemente valiente para detenerla. O quizás todos lo ignoran, después de todo, es sólo una niña.

A mi alrededor cada palabra surge de sus dedos, formando espirales en el aire y materializando los egos y todo se transforma, como el paso de una estación, como las caras de los enfermos, como la existencia misma.

El vasto campo verde va creciendo y se va carcomiendo los edificios, el ruido de la gran ciudad se aleja, y la niña en el banco de la plaza sigue dibujando. ¿Es que no se da cuenta lo que está pasando, lo que está causando? Detente ya, detente ahora por favor, somos hijos del orden y aborrecemos el caos. Te lo suplico, que el caos es cambio y el cambio trascendencia, miedo, pavor. Ya no queda nada, sólo somos tú y yo en este mundo que has creado, y tus dibujos nos van a meter en el gradiente del olvido. No me dibujes en el fin de todas las cosas, por favor no lo hagas. No quiero quedarme sin opciones, no quiero hacerte daño.

En realidad, ahora que observo y no veo, es hermoso esto que has hecho. ¿Pero por qué tanta belleza si nos has arrastrado a los dos a una existencia remota? ¿O seré yo? ¿Será que también soy un dibujo tuyo? ¿Será que me has arrastrado hasta aquí para analizarme, probarme, experimentar y concluir? Llevas el miedo a un extremo en el que se vuelve inalcanzable y nos consume. Te deleitas de ver como cada célula grita piedad, y el alma, el alma... ¿Qué has hecho con mi alma?

Eso, eso, eso es lo que quiero, mírame, pero no, no me sonrías, ¡No me sonrías! Tomas una goma de borrar, y la frotas por tu cuaderno. Me siento absorbido por el aire, como si cada partícula del viento se llevara una parte de mí, y formo parte de él. Me miro, soy polvo, me desintegro. Me has borrado, como lo hiciste con las grandes ciudades. como lo hiciste con las personas y sus almas. Hechicera del existir, ¿adónde me llevas? En mi afán de conocerlo todo me llevas a conocer nada, la nada. Y nada es lo que al final del día somos todos los seres con alma, formando parte de una nada más grande, condenados a esta existencia virtual.


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