A vos.
No sé si podés ver a través del sol sin encandilarte. Tampoco es algo que me ayude a seguir o no. No sé si alzás tu voz para que te lleven al lugar que querés. No me importa realmente. Y esta noche velás en silencio mientras caminás por las calles del olvido, sin tener una idea de adónde ir, y pasás por muchos lados. Rincones de veredas rotas en ciudades desconsoladas por el calor.
En un laberinto de crucigramas te encontré, sentada con tu espalda contra la pared y tu cuaderno de notas escribiendo las canciones que jamás ibas a mostrar. Tenías un ojo especial para ver arte a donde sólo había desesperanza.
La verdad es que encontrarte fue mi condena, pues trajo consigo el miedo a perderte.
En un laberinto de crucigramas te encontré, sentada con tu espalda contra la pared y tu cuaderno de notas escribiendo las canciones que jamás ibas a mostrar. Tenías un ojo especial para ver arte a donde sólo había desesperanza.
La verdad es que encontrarte fue mi condena, pues trajo consigo el miedo a perderte.
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