Generala.
Salió de mí. Salió de vos. Fue magia, un mimetismo. No voy a saber jamás hasta qué punto se comprende el sentido de luchar a contracorriente. Si ningún camino me llevara a vos hoy probablemente no caminaría sabiendo que voy a encontrarte por ahí, viviendo. Te veo. Pasan los minutos en el reloj esmeralda y te mordés suavemente los labios, moviendo tus piernas al ritmo inconstante de un jazz metálico de instrumentos ligeramente afinados. Y hablás, y te escucha quien te quiere escuchar. Tuviste lo que quisiste, ahora los años lo han convertido en inservible arenilla que se desliza entre tus dedos. Pero aún subastás tu sonrisa al mejor postor, al único. No aprendo de las melancolías, tampoco soy una extensión de mi propio pasado. Si bien frecuentemente lloro a solas por lo que llora cualquier hombre. No me arrepiento de nada. No voy buscando formas para revivir el pasado y corregir los errores. No cambiaría la acumulación de circunstancias que me llevaron a ser quien creo ser hoy. Nunca ...