Garabatos.
¿Qué será del día en que las gaitas dejen de sonar y los barcos zarpen más allá del horizonte, para no volver? ¿Puede el sueño ser una realidad salida de la mente de una niña que con sus manos dibuja la existencia? Yo sólo la observo trazar cada una de las líneas de este universo plurilíneo en forma frenética, devota de la locura de crear sin límite alguno, pues nadie ha sido lo suficientemente valiente para detenerla. O quizás todos lo ignoran, después de todo, es sólo una niña. A mi alrededor cada palabra surge de sus dedos, formando espirales en el aire y materializando los egos y todo se transforma, como el paso de una estación, como las caras de los enfermos, como la existencia misma. El vasto campo verde va creciendo y se va carcomiendo los edificios, el ruido de la gran ciudad se aleja, y la niña en el banco de la plaza sigue dibujando. ¿Es que no se da cuenta lo que está pasando, lo que está causando? Detente ya, detente ahora por favor, somos hijos del orden y aborrecemos ...