Destinos asimétricos.

No había nada más que pudiera darle a Anne, tanto ella como yo estábamos condenados a caminar juntos, pero separados por una pared. Sin embargo, por una vez, sentados al costado de la carretera mientras todo a nuestro alrededor se derrumbaba entendí que si no era ella no era nadie, pues me habían envuelto la soledad en un regalo, y yo mismo lo abrí como una caja de Pandora. ¿Pero, este era el fin de esa soledad? Era cómodo, por que es lo único que conozco.
-¿Qué quieres de mí Anne? Hemos estado caminando en línea recta por días y ni sabemos dónde estamos yendo- Le dije, saliendo de mi ensimismamiento.
-Me prometiste una aventura Frank, no me digas ahora que tienes miedo- Dijo.
-No estás en la exacta posición para hablarme del miedo. Dejaste Francia para seguir temiendo, pero para dejar de hacerlo por tu cuenta.-Dije
-Siempre crees que conoces todo, que conoces cómo me siento, qué es lo que quiero, qué es lo que me gusta y qué es lo que no. En realidad me conoces muy poco.
-Dime entonces, ¿Qué quieres de mí? Yo no te prometí ninguna aventura, te advertí que estoy más que nada en una búsqueda. La aventura te la imaginaste tú.
-¿Y qué si en realidad he estado usando la palabra "aventura" como una excusa? ¿Qué si en realidad vine contigo por que quería hacerlo, por que quiero buscar lo mismo que tú?. Quizás por que por alguna maldita razón desde ese día en la Place d'la Opéra algo me conectó a tí. Te vi y sabía que algo había encontrado.-Dijo
-Querida Anne, no encontraste más que un perturbado-Dije
-¿Sabes qué? Estoy harta de que uses el pretexto de que eres una excepción en un mundo de maniquíes solo para no aceptar que por una sola vez en tu vida te sientes feliz.
Lo último fue más que lo que pude soportar, la vi ahí tan decidida en lo que decía, leyéndome de la forma que nadie lo había hecho, me sentí totalmente desnudo para ella. Le besé la mano.
-Todavía nos queda un largo camino, se me acaba de ocurrir dónde podemos ir. Sólo necesito que me prometas algo.- Dije
-Dime.- Ella dijo.
-Que el día en el que todo se vaya a la mierda, el día que crezcamos y se mate nuestra libertad, te arruines junto a mí.- Le dije, sin saber si estaba siendo muy egoísta o muy vulnerable.
-Mira a tu alrededor, ¿me queda otra cosa que no seas tú y esta carretera?-Dijo
-No, pero sabes bien que ésto no es permanente-Dije.
-Eso depende únicamente de nosotros. De todas formas, te lo prometo- Dijo.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Argia.

Son horas.