Universo de madera.

Espejos trizados, manchas en la pared. Cielos del fin, decorados en sangre. Una ilusión que asusta en la inmensidad desmesurada de mi propio edén. Garabatos en el cristal. Diez años que se vienen contaminados en ceniza y un remanente pero resistente fuego. El doble de veces que ya suspiré, ahora pienso nada más que en estrellarme en un universo antiguo de constelaciones muertas. Un espacio en la nada, en donde me gusta sentarme a pensar.

[Para llegar a la nada misma es necesario pensar en todo y en nada al mismo tiempo].

El tiempo, como un eje que hace girar el remolino de los sucesos, que frena y que avanza a propio deseo, incontrolable y salvaje.

Y en la descripción perdí la conexión,
con lo que es, lo que existe,
lo que creemos ver,

O lo que soñé alguna vez, si es que lo soñé,
o lo viví semi-dormido.



Así me encuentro perdido adonde quería llegar, con vos o sin vos. Conmigo o con nadie. Consciente, y feliz.
Sospechando que lo entiendo todo, seguro de que no entiendo nada. Consciente, y feliz.

||Y lo más gracioso del caso es que no logro entenderme a mí mismo ni un poco, pero no creo que haya alguien que me entienda más que yo.||

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