Queue.

Los días con su característica de ser macabros en momentos clave, y pasar como transeúntes de calles deshabitadas en las que nos encontramos alguna vez en lo oscuro de las horas. De querer tantas cosas, y al mismo tiempo romper todo lo que toco. No quiero tocarte, no quiero romperte, algo importante dejaste en mí como para jugar a ver cuánto resiste, o cuánto resisto yo con esa responsabilidad en mis manos. Si es que el corazón es experto en jugar malas pasadas, o el alcohol, ya no lo sé. Me siento bien cuando alguna mirada se funde en vos y en mí, pero es una tortura esto de buscar consonantes y vocales en mi boca. Por que sé que no diré lo que en verdad quiero decir. Trataré de hablarte con mis ojos cuando no quiera estar ciego, o cuando en silencio se paralice todo lo demás.

Y perdón, pero siempre estará este miedo inmenso a la oportunidad.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Argia.

Son horas.