Entradas

Psicodelia anatómica.

Son manos, y ojos, sobre todo ojos, este es tu jardín, que corta con los sueños, del que nunca jamás soñó. Pero amó, dos veces, y las dos miró a si mismo, en lo que reflejaron las épocas, cuando quiso escapar. Se enamoró, de lo que no, y se rebeló al mundo, con una bufanda granate, y dos hojas de papel. Y las luces hacen eco en sus pupilas, y se abren, y se cierran, fríos los colores, de lo que se veía venir. Sin embargo no perdió, por que sólo iba a ganar, y aunque el mundo no pudiera entender, amaba disonar su canción entre los himnos. Y los dedos se cansaron, y se fueron desprendiendo, ya no había dónde, ni tampoco un por qué. Se enamoró, de lo que no, y se rebeló al mundo, con una bufanda granate, y dos hojas de papel. Con los sentimientos luxados, y una incomprensión, él hizo el viaje, para no pensar. Para poder ver más allá, y no sólo perdió el miedo, sino que además, se enamoró de vivir. Po...

Azuleléctrico.

Oh, almohadas de acero y lecho de cobre, Que todos duermen amedrentados en las noches del brillo, Y estamos sin nosotros cuando el reloj da las seis. Suena a guitarra rota y teje un suéter dorado y amarillo. Ya este jardín no ama sus flores, y no las abriga, te puedo jurar que he visto como tiritan, con el frío de las aguas, cuando se pierde en tus jazmines azules, no es que me pierdo yo. Días que son condenas, condenas diarias que se llevan ideas, Que después le ganan juicios indefendibles, A los dos marrones que trastabillaron para no verte, no ver a tus jazmines, que parecen siempre tan azuleléctricos, que dan corriente. Todos saben que olerlos es veneno, pero hay muertes que son vida, si por debajo de esos jazmines corre el viento cálido, y humedece, a estos semicirculares desiertos secos, Que alguna narcótica vez te invitaron a recorrerlos. No te limites a dormitar, no es ésta tu soledad, es la del tiempo y de los años, sigue regando ...

Ni de aquel, ni de mí.

Imagen
Pasás de tanto en tanto frente a un circo azul, ¿Adónde me va a llevar tu viento si no es a tu rincón? ¿Adónde me va a llevar tu viento si está adentro del reloj? ¿Qué vas a vestir en esta luna para impresionarme? No soy común, a mí me va la lluvia antes que el sol, No cuento hasta diez, sino hasta dos. ¿Adónde aterrizás gaviota al morir? Su cielo es mi cielo, pero su mar no es mi mar. No oxigenes las palabras de otros, que las vas a pudrir, mejor sé como siempre y como nunca te conocí, mejor dámelo todo, y quitámelo sin dejar restos, ni de vos, ni de ellos, ni de aquel, ni de mí, ni de vos, ni de ellos, ni de aquel, ni de mí. Ella calculó que el soldado no era yo, ella rompió un ventanal con el ladrillo de su histeria, y antes de irse quemó una flor. ¿Por qué no me dejás llevarte a mi rincón? Por que no soy común, yo cuento hasta dos, y después abro las manos, y te soplo las pestañas, para devolverte a mis ojos en las lágrimas de la mañan...

Como las golondrinas.

Imagen
No hay aquello que no ves, donde dormías cada uno de los otoños, y las hojas te dibujaban un caleidoscopio, no hay aquello que no ves, cuando no querés. Si tres palabras son un concurso, te llevaste el premio al silencio, y cruzás los vestigios de un hueco de mirada, por que la vi, la sentí, nos miramos. Brillante de tus alas cuando las abrías, y las abrías, no te daba miedo nada, ni la tempestad. Ciegos mis ojos cuando los cerraba, y los cerraba, negociando un beso. Has vuelto a alimentar las golondrinas, que mueven sus cuellos insistentes, y la plaza se llena de espinas, rojas, rojas las espinas que te rozaron, cuando ya era más tibio el hielo, que el aliento de unos labios enredados. Brillante de tus alas cuando las cerrabas, y las cerrabas, ahora te daba miedo todo, hasta yo. Ciegos mis ojos cuando te miraba, y te miraba, imaginándote lejos en el sol. Como las golondrinas.

Lo que queda.

Imagen
- ¿Qué me decís de todo el universo cuando se colapse, nos alcanzará a nosotros con su caos? - Yo no sé de qué caos estás hablando vos, ¿Qué pasaría si esto llegara? Simplemente desapareceríamos, como todo, y formaríamos el polvo etéreo del fin. - No me siento protegida con eso que decís. -¿Pero qué protección tenemos si estás hablando del universo? Supuestamente él mismo nos protege.                                ------------------------------------------------------------------- -Es raro esto de las protecciones. Tampoco sé por qué te lo pregunté. Si estamos acá, y el universo parece estar como siempre. - Pero eso tampoco es bueno. El universo es todo tuyo, es todo mío. No tiene por qué ser siempre lo mismo. - No, el universo está ahí, inamovible.                                --------------------------------------...

Si te tengo a vos.

Cuando se hayan derretido todas las velas para encenderte el camino de vuelta. Cuando lo que parecía importante, tus objetivos, sueños y propósitos, sean reciclados como rezagos de papel. Cuando sonreír duela y el llanto esté tan desgastado que no salga de tu garganta. Cuando se pierda lo que alguna vez se ganó, y te encuentres muchos metros por debajo de la gloria sin trofeos ni medallas. Cuando ya el amor parezca un cuento fogonero de un viejo sabio del futuro que se congeló en el pasado. Y hasta cuando todo eso parezca efímero en las últimas horas del miedo antes de la resignación y el mañana pese tanto que te quiebre los hombros, me lo subiré a los míos, por que no hay nada que no pueda cargar, si te tengo a vos.

No necesariamente.

¿Cuáles son tus coordenadas? ¿Qué rumbo habrá en tu mirada hoy? Y junto a ella, ¿me extenderé antes o después de tus horizontes? En el reflejo de los cristales azules que escondés bajo tus palmas. ¿Y qué de nuestros dedos resecos por acariciar con tanta frecuencia el limbo? Es que este hilo de ilusión que nunca vacía su carrete me hace coser sin parar figuras en el viento que luego te muestro a vos y te encantan, y me encanta que te encanten, pero de tu fascinación no surge el encantamiento sino alguna palabra llena de amor, destructiva, tanto que es una bomba atómica a mi claridad y la llena de brumas.  ¿Pero qué hacer? Si te veo abrir la boca y mi yo interno larga la carrera de su vida, mientras mis pies se adosan al suelo. Y te tengo que aclarar que soy un pésimo tomador de decisiones pero muy buen hablador. Miento. Sí. No es habla. Es balbuceo. Pero vos sos especialista en entender [me].