Creo que te estoy construyendo con mis propios recuerdos. Hago la carcasa de memoria endurecida y la relleno con imágenes distorsionadas para que creas que son de verdad. Trastocando el despertar de una idea nociva para llevarte, como la marea, hasta lo más profundo de un ser que ahora soy yo.

Si hoy te cansa un poco esto de que hablemos con simbología cifrada es porque tengo que confesarte que verdaderamente no quiero divertirte. Aunque ya no me hace falta taparme con más enigmas para causar en vos una impresión certera, es como que tengo la necesidad. Es como bailar en esta multitud frustrada que me choca los brazos al caminar. Entre tanta simplicidad no se encuentra más de lo mismo. Y no quiero divertirte.

Quiero soprenderte.
Quiero sacarte el aire.
Quiero dejarte muda.
Quiero distinción.
En tu vida.
En vos.
La flor de loto en un estanque inmundo.
Quiero la belleza en la suciedad.
Quiero hacerte el amor, repetidas veces.
Entonces quiero dependencia corporal.
Entonces quiero roce.
Entonces quiero llevarte a lo más mundano de mi alma.
Y ahí destapar eso del pudor.
Y ahí dejar fluir lo que nos hace.
Y darte besos en los hombros.
Construirte cosas.
Construirte una lluvia, y un invierno.

Y quizás, en medio del quiero y del puedo, haya un:

 "...te tengo al fin".



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