She and her heart.

Sus ojos lagrimeaban a medida que el viento acariciaba sus córneas apaciguadas. La carretera hedía a aguaceros de verano que se habían acumulado a lo largo de los días pero el sol ardía igual sobre sus mejillas. A cada metro hablaba sobre algo diferente, pero yo ya no la escuchaba. Mi mirada planeó y se posó indómita en la línea del horizonte para colonizar algún pensamiento varado. Y unos versos salidos de ningún lugar resonaban en mí.

Descarto las páginas que escribí,
con la desesperación de hacer sonar una canción,
como un mudo cantándole a su hora final,
vengo entre la niebla para esperar,
encontrar el lugar para esperar.

Ahora ablandaba su garganta con los acordes suaves que se tocaban en su honor, como si supieran, como si imaginaran, como si fueran entes con cuerpo y forma que sabían e imaginaban que ella los iba a cantar. Pues mezclarse con su canto debe ser el paraíso para la música. Y de seguro que más de un marinero había naufragado con sólo escuchar los ecos de su voz.

Es necesario que esta vez, por ser de noche,
no haya que regresar a la ciudad,
quisiste dejar el ruido por unas horas,
y yo por lo que resta de una eternidad

Y prometo devolverte a tu estrella cuando asome el amanecer,
lejos, en algún pueblo perdido,
de los símbolos, y de la notoriedad,
donde seamos vos y yo,
vos y yo y nada más.

Llévame donde vos quieras, llévame lejos. Que de vez en cuando pretendo no saber adónde ir para que me guíes en lo ciego del camino, y terminar donde comenzó todo pero por última vez. Por que esta vez voy a girar sin mirarte. Y la tarde sonó mejor que esta mañana, y la noche es la perla que adorna un broche de infortunios prendido a tu pelo canela. El fuego que no quema, el viento que mueve hojas pero no refresca, una lágrima, las manos, la piel, tus labios, veinte horas de viaje en el camino de los corazones rotos. Un rumbo destrozado bajo las púas de tu falta de entusiasmo y mis ganas de explorar.

Y parecés salida de la ruta de los corazones rotos,
cuando yo nunca te dije que no,
te dije que me miraras un segundo y luego miraras al sol,
que de un amor que no sabe brillar, no podemos vivir los dos.

Pero todavía espero llegar,
a algún pueblo perdido,
lejos de los símbolos y la notoriedad,
donde seamos vos y yo, 
vos y yo nada más.










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