Celofán.

… y como si fuera poco las palabras han ido tatuándose a sí mismas este hábito invernal de descongelarse. Es este charco de lo que ya no va a regresar donde vi con nitidez insoslayable tu reflejo. Siempre sos para mí lo que alguna crisis de estupidez me deja de anécdota. Un prurito remoto, alérgico, con dientes de permanencia y ojos cansados. Un recuerdo doloroso que no se alcanzó a formar y vaga por jardines nerviosos buscando calidez.  Un vacío lleno de mil vacíos, resonando en ecos secos que matan por ser canción. 

¿Que tenés para ofrecer más que esta verdad hecha de papel celofán, que colorea la luz en la que ahora te veo total y plenamente desvanecida? La piel cobriza que se quiebra y se encurva, se mezcla, se abrillanta, se seca, se convierte en una obra esencial, un elixir amargo y mortal que simula ser vital. 

Bebo para morir una y otra vez buscando calmar una sed que no me deja pensar. 

Y hoy, indefectiblemente hoy, muero porque si muero al beber de vos, la muerte misma se hace vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Argia.

Son horas.