----- Parte 6 -----

Pocas veces hice algo semejante en mi vida. No recuerdo jamás haber sido tan fácil de auto-convencerme para flotar en un posible abismo, del que sabía que muy difícilmente pudiera salir. Pues una vez que las cosas se hacen, no pueden meterse de nuevo en forma de idea. Pasan a ser parte del aire, y de los oídos, y de las otras acciones influenciadas. Aunque no lo enfoco mucho por ese lado, sabía muy bien que eso se aplicaba a las palabras y a los discursos. ¿Pero a los hechos? Sin embargo la carta estaba ahí, y estaba abierta en mis manos. Abrir una carta es abrir una puerta al mundo de alguien más, se convierte entonces en una alianza inquebrantable. Con eso ella me regaló tiempo, el tiempo justo que tardó en sentarse a escribirla e ir hasta la puerta de mi departamento a dejarla virar a la suerte. No podía descartar eso, y últimamente que alguien regale su tiempo es algo verdaderamente invaluable. ¿Cómo podía, en ese caso, dejar de asistir al encuentro? Sólo si fuese una de esas personas que se dejan atemorizar por el momento en el que todo lo que idealizaron comienza a materializarse.

Pero no, yo no soy así. 

Me vestí con algo elegante pero ligero. Algo que no le hiciera pensar a Tangerine que realmente esperaba ese momento con ansias. Leía y releía el párrafo mientras me vestía, condicionando mi vestimenta con cada palabra que corría en papel.

Al salir no era más que "el preludio en C Mayor" y la ciudad se movía con esa parsimonia de ser cuando el momento es suave, y el corazón arremetía en cada acorde creando un vacío que se llenaba con la saliva de la expectativa. Había llegado con la fuerza de los años. Avellaneda empezaba a salir, con el pecho bien alto, por sobre la humedad y la luz cítrica del sol. Estaba llegando al café, unas pocas cuadras más de esta orquesta y toda la ovación se pondría de pie, limpiándose las lágrimas cálidas de las cosas que tocan el alma.

Tragué, miré por la ventana grande de algarrobo del Nieblas. La observé un rato esperar, con su seño fruncido. ¿Estará sintiendo, igual que yo, la magnitud de las cosas? Habían dos declaraciones que confirmé antes de entrar, que somos seres de espera, continua espera, y que bajo la luz naranja se veía más hermosa que nunca.

Entré.

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