Yermo.

Voy y aprovecho ahora que las aguas están calmas, ahora que me sobrepasa este vivir de incógnito. Juego sobre la ola, así con los dedos, queriendo ser la ola y de la ola un pensamiento. Algo que brote del retoño, algo que sea idéntico a mí. Alguien como vos que sea idéntico a mí. Todo lo que es quiescente, que mantenga este estado de invisibilidad bajo las mascarillas de la isla de una habitación en mi memoria. Todo lo que ame más que la nostalgia, sentado tan lejos. Tan lejos de alguien que es idéntico a vos pero soy yo, con la diferencia de que las imágenes de una capital quejosa te cicatrizan el iris. Como si el tiempo no fuera un puente. Como si yo no quisiera hacer ese viaje al trance que ahora te raya verticalmente los sesos y te hace respirar hondo, soltar, respirar hondo nuevamente, soltar, hasta cubrirte otra vez de miedos. Hundirte en el pecho con aliento cálido o quedarte flotando donde se une mi cuello con mi hombro izquierdo... hasta que la lluvia siga mojando. Cubrirnos de mundo. Fotos del fin de semana que culminan con el perfume agrio de las despedidas.

Quisiera alguna vez una simpleza de tu alma significar algo tan frágil como la inercia de mover este cuerpo pesado y buscar con la verdad del idiota que soy romper esta coraza que hoy me encuentra lejos de vos, y extrañándote tanto. Hasta que el dolor se desdoble en libertad, y sea tu voz la que me despierte de este letargo infinito. Como un río que se abre y abraza al montículo, abrazándote a mi cintura siguiendo las líneas de este encuentro donde desaparecen las secuencias de recuerdos, y la tarde, y el feriado, y sin rumbo por Banbury Road me devuelvas a lo que fui, amando las partes que me forman, rompiendo las paredes de lo que necesito ser y no me dejo. Cayendo, lentamente cayendo a la idealización de tu recinto, de un alma tórpida del tiempo que se destroza en tu boca.

Es dulce la espera, tan dulce que ojalá estos rincones de reloj maten el tiempo perdido y la influencia del collage de vidas que nos sofocan. ¿Adónde te lleva este silencio? Si en su boca el mar es amargo ¿Cómo te satisface estancar? Varados en la orilla los que somos de mente abrumada y de medicado sentir.

Medicado sentir... que la ansiedad no se adueñe de todo lo que quisiera decirte mientras perdés el tiempo entre mis almohadas o mirándome con esos ojos que esperan la rabia de hoy.

(Que el reproche no se haga costumbre y que visites mi tristeza alguna vez)

Todo si bien tiene esta cualidad rítmica, lleva el tempo que cambia la fase. Una metamorfosis de lo inerte en vida pura, es casi melódico. Yo lo he escuchado, orquestal, pidiendo clemencia bajo un mezzoforte sexo. Quiere hacerte daño, quiero hacerte daño, uno hermoso, al menos así regar tus ojos yermos, al mismo tiempo que yo te rodearía con los brazos protegiéndote de las inclemencias de estos trenes mentales y peligrosos que en el traqueteo nos matan las palabras que no salen.

Sí, hacer del deseo un parámetro de lo que se está ausentando.

No, no me mires así, no sonrías entre almohadones, no me recrimines la falta de atención a tus contraluces, me vence, me deporta al vacío donde yacen los que difícilmente olvidan.

Y demora, demora la indignación.
Probablemente sea en este espacio-momento donde finalmente...

me pierda.

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