Anoche que fuimos dos.

Habitación de nocturnas historias, las raspaduras humanas, descascaradas paredes negras del ocultismo satírico donde ya no hay resguardo de palabras.

Desnudo así mato el tiempo que hemos acordado, pasando el dedo anular de piel en piel, ondulante insinuación que comprendés pero dejás pasar.

Cayendo hacia el abismo esta ceniza de papel rojo que se humedece ahí, en contacto acuático con las almohadillas de una boca reclusa que encontré. Suave roce de algodones cálidos. Los vapores se arremolinan una vez que hay danza salival por no poder evitar el choque dentro de la cueva de los alientos.

Sembrando el caos en estas vidas meditadas que esperaron por temer algo, huir, reír, amar.

Sentirte despacio soplando dibujos de aire en mi quijada, mejilla con mejilla, dando todo para curarnos los dos de esta roncha de soledad que llega con el fin de cada verano.

No te puedo explicar la gracia con la que ya no pienso la analgésica confesión de las despedidas. La guardia baja que frente a vos ya no indigna y se hace dureza de dos, que consuela.

Se va la gente, se van los días, se van los tiempos y el tic-tac que nadie frena. La vida misma cose la apolillada grieta del disfraz que nos ayuda a pasar por debajo del todo que nuestros ojos demuestran sin pedir permiso.

Quisiera encontrar la forma perfecta de apagarle la luz a esta ilusión idiota que duerme junto a mí y se hace cicatriz queloide, como un emblema de sangre y guerra y marca imborrable y... yo estuve acá alguna vez, pero lo he olvidado.

Sigo siendo así mi yo desnudo, mi yo disfraz, mi yo que duerme los días, mi yo perdidamente desarraigado de todo lo que en verdad importa porque lo que en verdad importa se va. Se va con vos y tu doctorado en la alfarería de la vida magazine, de los descansos en las esquinas de Montmartre, de los vagones de humo de estos expresos de la vida fugaz que dejan sentar a los cuerpos que vuelan las ráfagas oportunas del tifón.

Aprendimos ser compañía del cosmos,
almas hermanas de viejas andaduras...

Mañana te debo volver a encontrar.

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