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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Globos para Navidad.

El cielo elevó su grito final y la herida se abrió justo en el punto en el que el horizonte besa al centro de la ciudad. Y la gente se saluda, y se abrazan. Algunos miran hacia la herida celestial pero en plan de goce. Mientras las pobres estrellas sangran colores, y fuego. Algunos perros aúllan. Quizás ellos y yo seamos los únicos que pueden sentir el dolor desgarrador del cielo. Pide clemencia. Las púas de la hipocresía son buenas voladoras. Hieren. Y son heridas irreparables. Mientras todos hablan de una nueva fe, un nuevo año, uno viejo que se va, te pido perdón, porque yo todavía me pregunto si a vos te seguirán gustando los globos y el Mantecol.  Y te extraño, por sobre todas las cosas. Otro año más sin vos. http://www.youtube.com/watch?v=z1rYmzQ8C9Q

El ahogado.

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Te arropaste con las aguas. Escuchaste la música del silencio y te quedaste ahí, hundido en el fondo. Con los ojos cerrados. Con los ojos cerrados de tanto vivir. Serás siempre en la mampara del sueño y de la vigilia un Dios, tu propio. Y van a saberte. Saberte como yo.  Aunque me duerma a mitad de mis plegarias. Fuiste suerte.  Fuiste viento.  Fuiste lluvia. Bicho de los fondos despiértate ya, que es de día ahora. Que la noche terminó. Yo sé que el alma duele y que el cuerpo pesa. Se está a gusto ahí en el fondo. Rodeado de frescura. ¿Quién conoce más que vos el frío fatal?  El frío antes de la muerte que sólo conocen los que miran más allá. Te vi oportuno borroso ente del agua. Pero ya no. Ya nunca más. Te fuiste en una burbuja.

Curarme.

Por las mañanas la ciudad cuenta las historias que la noche ocultó. Hay un viento de secretos nuevos que roza los techos y refresca los rincones y de a poco llega a los oídos de la gente. Es peligroso, algo así podría destrozar a muchos. - No creo que haya secretos tan fuertes.- Me dijiste. Lo recuerdo bien. Siempre es necesario vivir en el borde. Cruzando cuando creemos conveniente, cuando nos sentimos solos.  - ¿Será eso enamorarse? ¿Usarnos hasta desgastarnos para cubrir una soledad inminente? - Me preguntaste. Quiero que te des cuenta. Quiero que seas consciente de la explosión que generas, de lo que incendias todo lo que tocás. Pero las palabras siempre están ausentes cuando la noche se vuelve salvaje y yo ya no tengo más nada que decir. Es el martirio de seguir sobre lo que dicen los signos y llegar siempre al mismo lugar.  ¿Cómo podría curarme de vos ahora?
Velo de la tarde que tapa siniestra los fuegos del sol. Pensá antes de matar.  Pensá. Que siempre está el que te ama. Y que ama al día y a la noche por igual. No llores en el filo del miedo ahora. Que está por llegar. Que está por llegar ese momento. El que te desveló. Fino instante en el que la idea se besa con la necesidad, y conjugan las dos algo tan poco real como este mundo.

Sigilo.

Parece que al final en el camino a la auto-destrucción encontré la forma más inmoral de perpetuidad. Cuando te reís es tan simple descolgarse un rato y frenar que a veces tengo que volver a enfocar la vista hacia tus labios para verificar si no fue sólo un espejismo de la sed.  No hay señal más tenue de confusión que encontrar lo imperfecto en lo perfecto de vos.  Me dominan mordazas de estrellas que amagan con quitar de mí esta lucidez, la misma que hoy me lleva tan lejos. A tocarte en unos sueños quizás. A despertarme en la bruma de un "no". El tuyo, el que llevás como bandera.  Pero en la luz de la mañana nadie es negación. El problema es de comunicación. Nadie puede vivir traduciendo las Piedras Rosettas que arrastran de vos lo efímero de un sí.

Dimensión.

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Fábulas muertas y reiterativas de un ayer que creímos entender. Y vuelven. Hola. Chau. Así una y otra vez.  Me da sed caminar en este abismo. Me fulmina no ver más. Me eleva cuando te vi. Y me enciende desde adentro. Hasta quemarme. Hasta quemarme.  Hasta morir. Y no hay final que caduque cuando las cortinas no esconden la vista a esta desolación. [ Te estoy encontrando Tangerine... Te estoy encontrando. ] "...every part of me says go ahead."

Cerca.

Pienso que a veces es mejor no pensar. Cuando se trata de vos ni siquiera es tan acertado escucharte hablar porque sos de hacer buena magia con las letras.  Me guío mejor por tus ojos, pero siempre me llevan hacia el mismo lugar. Ese infierno nacarado entre párpados y pestañas que encierran dos lagos detrás. Se abren de par en par luego en gajos de pensar lo distinto. De tratar de cubrir en lo posible lo imposible. De ser parte de esta noche sin dejar de ser parte de los dos. ¿Tan apresurado es decir que le tengo miedo a la oscuridad porque me aleja de vos? Suave y lento respiro debajo de las estrellas que nos señalan sintiendo esa pena que generan los condenados. Giraste, te quedaste ahí. Y yo sabía que me mirabas. Yo sabía que no querías ver ni las estrellas, ni la noche, ni los lagos del infierno. Querías verme a mí. Y te corrí la vista. Perdón.  Perdón.  Suelo titubear en las noches indómitas. Nunca las espero por ser más cercanas a una idea. O quizás porque las i

Lluvia esquizofrénica.

La histeria drena en la piel y es la sangre de la ciudad. Los más locos queman sus ratos esperando la transfusión. Y me acuerdo de los días de paranoia en los que el sol hacía un truco con los párpados de la gente. Ahora lo veo como un rollo de película, como un vuelo intermitente. Siempre los cuentos mal contados, densamente difuminados. Adornados con palabras mudas que encuentran su final. Se entretejen formando criptas en las cabezas de los que nunca fuimos amantes de dormir. Casi como si tomara forma este humo me amordaza y me confunde. Creí verte ahí donde el halo no llegaba a esclarecer. Pero la oscuridad relataba otra historia, una la cual no pude saber su comienzo pero sí su desenlace. Y había una calle que corría en un sólo sentido y me llevaba hacia uno de tus dilemas más peligrosos, hacia una parte del espíritu que solamente en mi perplejidad podía percibir. En realidad, llevaba hacia un vacío que no buscaba más que perdurar. Paralelamente a tus nuevos cimientos otro

De más está decir.

Sigo rechazándote. Sigo rechazándote. Porque de no hacerlo todo va a estar mal. El orden es temor. El orden es final. No quiero terminar troquelado en tu decepción. No quiero. Te quiero como creés. Te amo como yo sé. Si hago algo está mal. Y es el punto sin retorno de todas las falsas ideas. Ahora mejor que nunca lo pude ver. Miramos a través de los dos y sólo vemos bruma. Pero el mar está detrás de las montañas, y sólo ellas saben cómo llegar. Tus dudas, siempre tus dudas...
Yo todavía me acuerdo sin ningún bache en nuestra historia cómo fue que te conocí. En qué contexto te conocí. La inmediata conexión que yo supe existente por el chispazo de tus ojos entrecerrados. La noción mutua de sabernos excepciones de las casualidades. Porque el momento, el punto, el últimatum de encuentros colmó ahí, entre el segundo en el que se escucha una verdad y el segundo en el que se asimila. "Me pasé la vida imaginándote" Yo todavía me acuerdo de haberte visto luchar para agarrar las estrellas y el brillo. Muchas veces pasar a letargos ausentes en los que te extrañé de verdad. Y recuerdo que estaba con vos el día en el que ya no ibas a estar tan cerca. Te vi marcharte con la vida, y con los flashes y con las noticias del martes a las 7 am mientras me tomaba el café. Y sigo tratando de mantener tu ritmo pero te vas deshaciendo, y cada vez que la situación no amerita menos que un abrazo te dejé de sentir.  Quiero verte ser, mi sueño sos vos.
Siempre fue mejor saberte en la distancia. Siempre fue mejor para los dos. Vuelvo a los jazmines azules otra vez. Y sé que hay voces. Yo las escuché.  Pero no se puede vivir del dolor. Nuevamente vino de mí algo que creí haberte descifrado. Tan bruma sos en mi claridad.  Si me vieras con mis ojos... Si me hubieras visto con mis ojos. Vas a ser siempre la única persona a la que nunca le pude escribir.  Las cosas tienen que detenerse en algún punto para que otras den comienzo. A veces ese punto es hoy, ahora. [¿Cómo es que te extraño tanto si te veo siempre en los demás? O en las sombras de todos ellos.]

Oráculo.

Visiones periféricas. Somos magma. Fuimos magma. Quemaremos. Pequé de indiferencia, y cuando me importó, cambié, cambió, metamorfosis radical. Quise hablar pero la voz se hizo arena en mi garganta. Tragué esta amarga confusión y me detuve ahí, donde no había más agua que tu boca. Besaré tus dedos cuando me intenten callar. Aunque mi voz sea punzante y sea más melódico el silencio. No vas a ganar sin perder. No te voy a dejar. Mejor entregarse a lo inevitable, dejar de proteger lo que ya está roto, y dejarse planear. Planear. http://www.youtube.com/watch?v=2G9awpSM78g